sábado, 1 de agosto de 2009

Caminando hacia el sur, tomando la autopista, han abierto un garito, muy cerquita del pueblo, donde huríes desnudas venidas de cien mundos celebran cada noche catorce de febrero.
Y en la aldea un hombre suspira si el neón se ilumina. No tuvo Eva este Adán, no hubo asiento de atrás, ni caricias, ni cartas perfumadas, no hubo cita en el parque. No hubo chicas de Plan .
Cuando caiga la noche lo verás entrar como cada domingo aseado y puntual.
La encontrará en la barra, como a un delfín varado que ha perdido su estrella, que un día expulsó el mar.
Ella escucha y él, enamorado, desnuda sus miedos. Entre el ruido, benjamines de champán y otros delfines cobrando su rescate a náufragos perdidos sueña raptar a su amante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario